jueves, 31 de mayo de 2007

Las pestes

Las pestes

Una población con hambre y expuesta a inviernos más rigurosos fue presa fácil de las enfermedades epidémicas, como la tos ferina, el tifus, la varicela, la disentería, la neumonía y, sobre todo, la peste negra. La medicina aún estaba en pañales y los hospitales eran lugares que principalmente servían para aliviar las dolencias mediante pócimas y ungüentos. Los médicos, limitados por los escasos conocimientos, fueron impotentes ante estos brotes epidémicos y prescribían medidas tales como abstenerse del baño, no cocinar con agua de lluvia o evitar el contacto sexual. A menudo se practicaban sangrías, lo cual debilitaba todavía más al enfermo y, muchas veces, precipitaba su muerte.
La sociedad europea del siglo XIV sufrió los embates de las enfermedades.

La mayor calamidad pública fue la denominada "muerte negra" que asoló a toda Europa entre 1347 y 1351. La peste negra o bubónica, proveniente del Oriente, se traspasó por la rata negra, inexistente en el Viejo Mundo. Ésta abordó las bodegas de las galeras venecianas que realizaban el tráfico comercial con Asia Menor y Egipto, portando el letal bacilo. En 1347, estas ratas infectadas descendieron en los puertos italianos. Luego, la pulga de la rata transmitió la enfermedad al picar a hombres y mujeres. La peste se manifestó por vía intestinal, linfática y pulmonar, causando la muerte en tres o cuatro días en medio de atroces dolores. El contagio fue muy rápido, pues sólo bastaba respirar cerca de algún enfermo para contraer la peste. Ello explica que las ciudades, que en el mejor de los casos tenían entre 40.000 y 100.000 de habitantes, fueran las zonas más afectadas por la mortandad, tal como se puede apreciar en las siguientes cifras:
Mortalidad en algunas ciudades
- Venecia: 50% de la población
- Florencia: 50% de la población
- Nápoles: 60.000 personas
- París: 50.000 personas
- Estrasburgo: 16.000 personas
- Marsella: 50.000 personas (en solo un mes)
- Avignon: 60.000 personas
- Londres: 15.000 personas
- Bristol: 35% de la población
- Basilea: 14.000 personas
- Maguncia: 6.000 personas
- Münster: 11.000 personas
- Hamburgo: 55% de la población
- Magdeburgo: 50% de la población

Balance final: en pocos años Europa perdió una cantidad cercana a los 30 millones de habitantes por causa de las enfermedades, o sea, más de un tercio de su población. La recuperación demográfica tardaría siglos, de modo que recién a fines del siglo XVI Europa volvió a contar con un número de habitantes similar al de comienzos del siglo XIV.
Representación de la peste negra que asoló Europa en el siglo XIV, causando la muerte de millones de personas.

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