jueves, 31 de mayo de 2007

La Europa cara


Los territorios bañados por las aguas del mar Mediterráneo occidental (Italia, sur de Francia y España) y Portugal integraban una unidad que sobresalió en el contexto europeo desde el siglo XI. Sus rasgos distintivos fueron el temprano desarrollo urbano, especialmente en la península itálica; la conformación de pujantes grupos burgueses, vinculados a las actividades comerciales y financieras; y la consolidación, ya en el siglo XIV, de Estados monárquicos centralizados en Portugal y España. Los contactos con otras culturas, como el mundo árabe o la lejana China, realizados a través de la vía marítima, posibilitaron el enriquecimiento de esta zona y proporcionaron a sus habitantes condiciones de vida muy superiores a las del resto de la población europea.

Venecia: ciudad italiana que fue un importante centro económico y cultural en la época.


La presencia de burgueses, mercaderes y prestamistas, sobre todo en Italia, favoreció la acumulación de riquezas, gracias a una ampliación de las redes comerciales y la implementación de novedosos procedimientos económicos. La letra de cambio, el préstamo a interés, la banca privada y las sociedades entre individuos tuvieron su origen en esta región de Europa, que fue capaz de atesorar grandes capitales.
Los Reyes Católicos reciben a los embajadores de varios soberanos musulmanes.

Por otra parte, durante el siglo XIV el poder de los reyes se robusteció en Portugal y España, al incorporar tierras y súbditos a los dominios reales. De esa manera, surgieron Estados poderosos en hombres y en espacio, que mantuvieron estrechas relaciones con los prósperos núcleos urbanos. Así, el poderío económico de reyes y burgueses permitiría, en definitiva, financiar la exploración marítima más allá del mar Mediterráneo, adelantándose a sus vecinos de la Europa media en más de un siglo.

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