jueves, 31 de mayo de 2007

Las ciudades italianas

El centro de gravedad de la Europa cara en el siglo XV fue el cuadrilátero constituido por Génova, Milán, Venecia y Florencia, sin desmerecer la influencia de otros centros como Barcelona, Valencia o Marsella.
Detalle de un fresco de Benozzo Gozzoli que representa a los Médicis con Segismundo Malatesta y Juan Galeazzo Sforza.

El predominio italiano no se debía exclusivamente al comercio, sino también a sus industrias artesanales como el teñido de lana de oveja y la fabricación de variados textiles. También había fundiciones y fábricas de armas. Estos productos eran vendidos en toda Europa, mediante su distribución a través de una serie de casas comerciales con representación italiana. Los Médicis de Florencia, por ejemplo, llegarían a poseer 17 casas comerciales en los principales centros de la Europa media.
La acumulación de riquezas posibilitó grandes construcciones en las ciudades italianas.
Asimismo, los italianos abrieron desde el siglo XIV una ruta marítima, uniendo el Mediterráneo con el Mar del Norte a través del océano Atlántico. Así se bajaron los costos de flete y se redujo el riesgo de pérdida de las mercancías a manos de bandoleros y salteadores de caminos. Las ganancias producto de esta actividad se incrementaron enormemente y permitieron a la burguesía italiana ejercer una cada vez mayor influencia en el gobierno de las ciudades. De hecho, son inseparables del poder político los nombres de los Médicis de Florencia, los Sforza y los Visconti de Milán y los dogos o dux de Venecia.
Finalmente, los centros urbanos italianos fueron la cuna del Humanismo y del Renacimiento cultural desde el siglo XIV. El poder económico de los gobernantes propició la construcción de grandes monumentos arquitectónicos y el apoyo a las artes y las letras. Arquitectos como Bramante y Brunelleschi, pintores de la talla de Leonardo da Vinci y Miguel Ángel o escritores como Petrarca, Bocaccio y Dante tuvieron así la oportunidad de demostrar su talento y dejar una valiosa herencia a toda la humanidad.
El Juicio Final, frescos de Miguel Angel en la Capilla Sixtina.

No hay comentarios: